Me desperté
esa mañana
con pocas ganas
de levantarme,
y remojé
de agüita clara
toda mi cara
pa espabilarme;
me desperté
y a to los míos
allí dormíos
les dije adiós;
cogí mis cosas,
mi bolsa,
y atrás la puerta cerré,
con mi maleta
repleta
de Cádiz caminé al tren
madrugando y a la fresquita,
que por el paro
tan malo
tuvieran que estar mis pies
tan lejos de mi Tacita.
Y la pena de un gaditano
que se marcha
caminó despacito por los callejones,
y temprano llegó por la Plaza,
paseando después calle Ancha,
San Antonio y adiós balcones.
Por Rosario me fui bajando despacito
hasta San Juan de Dios,
corazón de rincones,
y fui dejando,
paso a pasito,
por mi Cádiz lagrimones,
y un café calentito
tuve en Los Pabellones.
Y en el vagón de ese tren amargo,
saliendo por la Bahía,
me vi por mi Cai andando
el caminito más largo
y más triste de mi vía.
José Luis Bustelo Sánchez - Comparsa "Simplemente Cádiz" (2002)
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