No soy hombre de oraciones ni de plegarias;
no hay más dioses para mí que los que uno ve,
pero conozco tu ley revolucionaria,
ay, Jesús de Nazaret;
no soy hombre de oraciones ni de plegarias,
sólo creo en las personas igual que tú,
tú que si al mundo volvieras
y a tus fieles conocieras
puede ser que prefirieras la muerte en cruz.
Los que viven en tu casa y son
los devotos de tu nombre
ponen coronas de espinas
al amor que germina entre dos hombres;
sólo creo en las personas igual que tú,
tú que si al mundo volvieras
y a tus fieles conocieras
puede ser que prefirieras la muerte en cruz.
Los que viven en tu casa y son
los devotos de tu nombre
ponen coronas de espinas
al amor que germina entre dos hombres;
van poniendo freno a la libertad
con el látigo de la santidad
y le clavan al que pueda dudar
una lanza en el costado;
con el látigo de la santidad
y le clavan al que pueda dudar
una lanza en el costado;
se agarran al poder que les da un lugar
y se lavan las manos con falsedad.
¿Cómo te explicaste, cómo te entendieron?,
que la misma historia ocurrió de nuevo
y por treinta puercas monedas,
por treinta puercas monedas,
te delataron y te vendieron.
y se lavan las manos con falsedad.
¿Cómo te explicaste, cómo te entendieron?,
que la misma historia ocurrió de nuevo
y por treinta puercas monedas,
por treinta puercas monedas,
te delataron y te vendieron.
Jesús Bienvenido Saucedo / Andrés Ramírez Rodríguez - Comparsa "Los Mendas Lerendas" (2008)
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