Hay un hombre en cada iglesia
apostólico y romano,
hay un hombre que gobierna
en el Santo Vaticano,
doce hombres que seguían
al más puro y al más bueno,
y el que le negó tres veces
abre las puertas del Cielo.
¿Y las mujeres qué coño pintan
en esta historia
si tan siquiera dejaron huella
y por machismo la Iglesia nunca va a confesar
que detrás de ese gran hombre
estaba ella?
Y se resisten a reconocer,
maltratan la leyenda de una dama,
que es visto que Jesús tuvo un querer,
María Magdalena se llamaba.
Y se le niega que fue la mujer
amante de su vida y de su cama,
que fue la que jamás negó a Jesús,
la que no salió corriendo,
la que se llenó de espinas,
la que se quedó esperando
abajito de la Cruz
y con lágrimas gritando
que eran suyas sus heridas.
Y a pesar de todo lo que fue
no abre las puertas del Cielo
porque pa las escrituras,
pa la Santa Madre Iglesia,
pa este clero y pa su fe
tan sólo ha sido una puta,
tan sólo ha sido una puta.
Rafael Pastrana Lorenzo - Comparsa "Las que viven como Reinas" (2012)
¿El Pastrana este sabe que María Magdalena está declarada Santa por la Iglesia?
ResponderEliminar¿Sabe que en ningún pasaje evangélico se le identifica como prostituta?
Lo suyo es no faltar a la verdad cuando se escribe sobre algo, y si no se conoce, documentarse un poquito.
Bueno, desde mi punto de vista lo importante es la crítica al papel sumiso y secundario que a través de la historia se le concede a la mujer. Tanto la figura de Dios como la del Redentor se las supone masculinas, en tanto que la mujer simboliza el pecado. Nos guste o no, esa es la idea que durante 2000 años ha transmitido la Iglesia Católica.
ResponderEliminarSi a la iglesia le sugieres la simple posibilidad de que Jesús y María Magdalena fuesen pareja, de que Jesús conociera el amor carnal de una mujer, lo consideran una herejía. La letra critica esto. Se escucha mucho eso de que Jesús, al encarnarse como hombre, tuvo todas las debilidades y pasiones humanas igual que cualquiera. Yo estoy de acuerdo, y opino que ésa era parte de su misión, sentirlo en sus carnes, vivir como hombre con todas sus consecuencias.
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