Chano Lobato, acompañado de Pascual de Lorca - Tanguillos Carnavaleros




Ay, ¿cómo quieres que te abra
la puerta de mi bujío?
Tengo mi mulata dentro,
dueña del corazón mío.

Ay, en el muelle de La Habana
robaron un cobertor,
y el que lo robó decía:
¿pa qué lo pusiste al Sol?

Yo te juro, mi Cai,
ay, que no te miento,
que aunque no estoy contigo
te llevo siempre en el pensamiento.
Y en mentando tu nombre,
ay, yo soy feliz,
porque eres la tierra
ay, donde nací.
Bello rinconcito de mi Andalucía,
cuando Dios te hizo
qué alegre estaría.
Tienen tus mujeres
la gracia divina,
son ramitos de rosas
y de clavellinas.
Placita chica de Cai,
la tierra de más salero,
ay, nunca te falta alegría
y aunque no tengas dinero.
Si yo pudiera tenerte
conmigo pa toa la vida,
puedo jurar que a mi Cai
por na del mundo lo dejaría;
tú eres, Tacita de Plata,
lo de mas gracia de Andalucía.

Y el compare Manuel Tablones,
con la Quica, su prima hermana,
a vender bocas y camaronas
y en un barco se fue a La Habana.
Ay, los negritos no chanelaban
lo que el probe Manuel vendía,
y el flamenco los días pasaba
sin decir que esta boca es mía.
Mu malito una mañana,
desesperao y sin parné,
aquí que a su prima hermana
así le dijo el calé:
Vámonos pa Cai, primita mía,
vamonos pa Cai,
porque aquí en La Habana
paladar no hay.
Ay, vámonos pa Cai.

Y a la venta ponen
estos anticuarios
esta gran cazuela
que tiene más de quinientos años.
La doy en mil duros
y es casi de balde,
que esta gran cazuela
tenía un mérito bastante grande.
La cazuela que aquí les presento
que es de una substancia
que nadie conoce,
fabricada en Medina Sidonia
el año cuarenta del siglo XIV.
La tenía don Diego Sorullo
que era temporero de la Catedral;
se lavaba los pies los domingos
y luego los lunes hacía poleás.



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