Cuenta que había una trastienda
en la almacén de al lao su casa
donde una vez cerrá la puerta
siempre ensayaba una comparsa,
y a cambio de ir a unos mandaos
aquel chicuco le dejaba
estar escondío entre unos sacos
para escuchar como ensayaban.
Desde muy niño le gustó
eso del cante, de la caja y el bombo.
Hoy sigue siendo un majarón
de chirigotas, de comparsas y coros.
Aficionao de carnavales
y enamorao de Cádiz
pues lo lleva en la sangre.
Su locura es su desgracia.
Él que lo vive tan dentro
con lo que le gusta ésto
y jamás ha cantao en el Falla.
Se ve que le duele el alma.
Entre el padre y el trabajo,
siempre el hombre se ha quedao
sin poder salir en comparsas.
No lo puede remediar
cuando suena Carnaval,
le pone el vello de punta
y lo cantiñea entre dientes.
Cuenta que daría la vida
por salir algún año pa cantar a su gente.
Más quisieran los que salen
querer a esta fiesta como tú la quieres.
Constantino Tovar Verdejo - Comparsa "La Botica" (1997)
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