Tú que eres la hija noble del artesano
con nombre propio
porque bandurria te bautizaron,
tú que escuchas los cantes de pretendientes,
de mil laudes enamorados.
Cuando oyeron tu voz,
tu timbre retador,
las sonantas temblaron,
y cuenta la leyenda que cierta guitarra
al espejo miró:
dime, espejito mágico,
si hay en el mundo alguna como yo.
Cuando suena una copla
el cante se alborota,
el cante se alborota,
la bandurria le presta sus notas
para que suene más gaditana.
Tú en cambio, reina mora,
eres cautivadora
eres cautivadora
no hay quien te iguale a ti en la contienda
cuando rasgueas al compás de palmas.
Pero la reina sin par dentro del Carnaval
se llama bandurria,
de celos y amargura la guitarra lloró.
Suena, bandurria, suena,
que sin tu trino se queda huérfano mi tanguillo,
eres la novia alegre de este corista
que cada noche sueña contigo.
Suena, bandurria, suena,
conquístame con tu celestial canto de sirena,
ese que ya es leyenda
fantasía no fuera, que fuera realidad,
la guitarra española aún lloraría
bajo su trono de Carnaval.
Salvador Longobardo Tirado / Eduardo Bablé Neira - Coro "Quo Cádix" (1988)
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