Un día de tantos que yo estaba solo en mi habitación,
un día de esos que no pasa de na,
él entró de pronto, en sus brazos me cogió,
empezó a mirarme y se me puso a llorar:
"Por muchas vueltas que yo le doy es que no lo entiendo,
nos dan de lao como si tuviéramos la peste;
ser juvenil y cantarle a Cai es como un infierno,
ser juvenil es que no te escuchen sencillamente.
Yo también soy Carnaval,
y me parto como el que más,
yo también hago cuatro meses de ilusión,
pongo mi granito, por qué no,
cuando estoy cantando me corren muchos, muchos sudores;
por ser más joven es más sana mi canción
y no tan llena de mentiras como le ocurre a los mayores.
Escúchame, muñeco, que estoy cansao
de ser el patito feo de nuestra fiesta;
escúchame, muñeco, que no es de humano
que nos digan "ole" por un compromiso
o que al bar se vayan
cuando cantan niños.
Parece mentira que te esté contando
que los niños no importan ya.
Ay, abrázame, muñeco,
que por dentro estoy rabiando.
Antonio Martínez Ares - Comparsa "Entre tus Brazos" (1988)
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