Sabía un camino,
camino entre piedras,
que un día me enseñara
una bella sirena.
La luz de la Luna,
igual que un romance,
mecida va en bajamar,
testigo la madrugá.
Llevaba pa presumir
a mi canasta adorá.
Desnudos hasta media pierna,
fuimos feliz recostaos en las piedras.
En su lenguaje de mar
la sirena me contó
algo así como sus confidencias.
Mi Cala es libertad,
sin leyes ni pendón,
soy en su corazón
cual prisionera.
Y en el Puente Canal
son los rayos del Sol
barrotes sin formar
de mi condena.
Con relevo de Sol
en su mudo cristal
tengo un faro que es
un venerable guardián
Mi delito es vivir,
por lo tanto no hay causa,
mi sentencia es ser libre,
condená bajo estas aguas.
Joaquín Quiñones Madera / Aurelio del Real Germán - Comparsa "Los Dioses del Olimpo" (1982)
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