Cuando cumplí cuatro años
ya mi padre se dio cuenta
que yo iba a ser kamikaze,
porque un día le metí
fuego al barco de los Clicks
mientras mi madre gritaba:
niño, ¿qué carajo haces?
Con cuatro años y medio
yo le disparé a la tele
un petardo y seis cohetes,
y con aquella explosión
no vea tu como saltó
el barco de un tal Chanquete.
Es que yo veía un barco
y del tirón me volvía suicida,
le di un cabezazo un día
a un letrero que ponía:
La Barca de la Florida.
Es que para mi estrellarme
es un acto tan corriente
que hasta en el radio cassette
sólo pongo yo un CD
y es el de Estrella Morente.
Aquí estan los kamikazes,
los pilotos más audaces
de la marina nipona,
y que te advierten, por cierto,
que el vaporcito del Puerto
no enseñármelo ni en broma
Somos los del Sol Naciente,
ese Sol que muere aquí
cada tarde en la Caleta.
Viendo esta Taza de Plata,
que le den por culo a Osaka,
a Tokio y a la avioneta.
No me da miedo estrellarme
ni tampoco a hacerme daño,
que en Carnaval si me estrello
siempre me queda el consuelo
de volver aquí otro año.
José Guerrero Roldán - Chirigota "Los Sayonara" (2007)
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