Chirigota "Los Cruzados Mágicos" (1982) - Popurrit




Mucha atención, señores,
que ahora vamos a contar
la más grande Cruzada
que se puedan imaginar.
No crean que exagero,
pues no suelo exagerar,
que todo es verdadero,
ya usted lo comprobará.
La historia empieza un día,
un día de calor,
que el cruzado Don Romualdo
ir a la playa pensó.
Se cuelga la sombrilla,
la mesa, el flotador,
la nevera, doce sillas,
la tortilla, el transistor.
Y con mucho interés
le dijo a su mujer:
Ana, coge a los niños ya;
Ana, nos vamos a bañar;
¡Ana, deja aquí el tanga!,
que el michelín se te puede descolgar.

Luego tubo que esperar
más de una hora al autobús.
Y cuando llegó
con sus diez hijos se montó.
Nada más subir
se le cambió el color,
le entró hasta sudor:
había más gente allí
que en el Japón.
Y cuando pagó
le dio un ataque al corazón.
Maldito autobús,
que ya cuestas tú
más que el recibo de la luz.

Llegó al Hotel Playibiri,
playibiribiri, playibiribiri.
Le daba ya el fresquibiri,
fresquibiribiri, fresquibiribiri,
y al ver tantas cachibiris,
culibiris, tetibiris,
como buen satiribiri,
ya se sintió mejor.
Mejor, mejor,
pero Ana, que lo vio,
le dio, le dio,
un cosqui, por mirón.

Qué linda alfombra de oro y azul,
qué dioses viven en tu mar,
que cada cresta de tus olas
trae un piropo en un cantar.
Podría ser la mejor del sur
si se pudiera disponer
de un cuarto metro de tu arena
sin broza, mierda y peste a pies.

Y se fue a pasear
Romualdo
por la orillita del mar
descalzo,
le dio un pisotón a un casco de cristal,
y con el gollete
se cortó el juanete.
Se pringó to de alquitrán,
Romualdo,
con las piedras se escoñaba,
andando.
Con una colilla se quemó el talón
y con un rastrillo
se dobló el tobillo.

Ah, Iván, Iván,Iván, Iván, Iván.
Se le ha perdido ahora su hijo Iván,
lo que faltaba ya.
No está bañándose, no lo ven sus hermanos,
ni la madre que lo parió.
Romualdo el pobre estaba histérico,
llamando al niño, medio afónico,
¡ojú, qué sofocón!
Fue tan fatídica la búsqueda
que se le rebeló la úlcera.
¡Qué mal rato pasó!

La niña del altavoz,
(¡la una!),
qué guasa tiene en la voz,
(¡las dos!)
Con el viento y la Torrot,
las pelotas y el reloj,
¡vaya coñazo le dio!
(En nuestro locutorio tenemos un pequeño.
Dice llamarse Iván y lleva un bañador del Piojito
la jartá de encogío. Rogamos a sus familiares
pasen a recogerlo).

Ya más calmao fue nuestro amigo a un chiringuito,
a refrescarse con Valdepeñas y un pescaíto.
El camarero le puso un vaso en technicolor,
lleno de pringue, de no arrimarle nunca el jabón.
Un Coca-Cola con papas fritas se tomó el niño,
él solamente su pelotazo de vino tinto.
El de la barra le vio carita de guachisnay
y el julandrón le clavó trescientas cuarenta y sais.
Siguió rulando, buscando un precio más enrrollao,
y terminó casi sin un duro y medio tajao.
Y tropezando,
se fue cantando,
desafinao,
y aunque nadie le hizo caso,
siguió su paso
con su canción:

Los bares te dan sorpresas,
sorpresas te dan los bares:
"El chiringuito que está en la esquina
pone una tortilla con gusto a sardina".
Los bares te dan sorpresas,
sorpresas te dan los bares.

Dicen que los picapica no se dejan ver,
que no tienen cabezas, ni manos, ni pies.
Pero Romualdo al bañarse,
sin verlo acercarse,
sintió uno en los huevos,
y otro por la retaguardia
le puso la espalda
como un Nazareno.
Dicen que los picapica no se dejan ver.
Parium, parium, parium, parium,
¡muere!
Parium, parium, parium, parium,
¡muere!
¡Ay, qué cosita más mala Romualdo sintió!

Oh, qué será, qué será,
que el agua de esta playa nunca está fría,
que tiene ese pestazo a cañería,
que siempre voy nadando entre porquería,
que tengo que enjuagarme hasta con lejía,
y me doy refregones con estropajo,
porque me salen hongos hasta en el plumero,
y tengo ya más manchas, se lo aseguro,
que un papel de churros.
Qué será, qué será,
que en la arena tampoco se puede parar
porque se ponen con las paletas a jugar
y te saltan un ojo.

A partir de mañana no vuelve a pisar
Don Romualdo la playa.
A partir de mañana seguro que ya
no le quedan más ganas.
A partir de mañana no podrá olvidar
tan terrible cruzada.
¡A partir de mañana no se bañará
ni en una palangana!

Lo mismo que si fuera un náufrago
se fue de la playa arrastrándose,
con un cabreo de órdago
y de sus castas acordándose.
Termina así nuestro héroe
su jornada cruel y ridícula;
todo lo que ha ido ocurriéndole
no se ve ni en las películas.
Y ya los Cruzados Mágicos
le ponen fin al capítulo,
recogen todos sus bártulos
y se despiden del público.
Qué me gustaría no ir mañana a trabajar
y no tener que dar excusas,
para seguir contando
las batallitas que más me gustan.

Te digo adiós,
esto se acabó.
Si no gustó,
si eso, si eso...
...no gustó
Po ya me voy,
po ya, po ya...
...ya me voy.
Con Don Simón...
con Don, con Don...
...Don Simón.
¡Manteca colorá!
Y ahora me iré,
a otro lugar,
para luchar,
con mi cruzada me voy a enrollar.
Y volveré,
un año más,
que en Carnaval,
pa no venir me tienen que matar.

Jose Manuel Gómez/ Emilio Rosado Rodríguez / Francisco Rosado Rodríguez / Juan Romero Quirós - Chirigota "Los Cruzados Mágicos" (1982)

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