Para un indio la música ser el llanto
como para el gitano ser el flamenco,
dos manifestaciones de un sentimiento
de dos razas malditas para el hombre blanco.
Dos cantos que parimos con sus dolores,
dos cantos que llevamos dentro del alma;
los gitanos prefieren tocar las palmas,
nosotros preferimos tocar los tambores.
Pero lo que más me cautiva de esta amiga raza
es su palo de santo y madera
y al que le dicen guitarra,
es como una mujer protegida por cuerdas y manos
y ningún americano
escuchó más bonita que la que ella decía:
Yo nací en Andalucía
y mi pare fue un gitano.
Yo que siempre utilicé las cuerdas
para que mis arcos sus flechas clavaran,
yo que siempre tuve en la madera
amiga y compañera,
su canto no oía,
pero un día frente a amigo árbol
le puse la mano sobre el corazón,
y escuché que tal como latía
siempre repetía
la misma canción:
la flamenca, la gitana que decía:
aunque mi pare sea gitano
yo no tengo pueblo, raza o religión:
¡mi mare es Andalucía!
Juan Carlos Aragón Becerra - Comparsa "Los Americanos" (2003)
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