En el salón descansando
me vi a mis padres
y los observaba,
aquellos a los que el otoño
les sorprendió una mañana,
aquellos que en los amargos momentos
estuvieron a mi lado,
y sin pedir explicaciones
a este chiquillo han criado.
Un padre y una madre
con una historia que contarnos de pasión:
que si en un baile una mirada, una sonrisa...
que si la mano de su hija quiero yo...
Y vino el matrimonio,
después las noches de amor y luna,
donde entre caricias,
besos y ternura,
distéis la semilla
que hiciera a esta criatura.
Desde entonces ya ha llovido,
y aunque los años les han cambiado
no cambió el cariño
que a su hijo han dado;
sé que no se dieron cuenta
que aquel chiquillo travieso y noble
ya dejó sus brazos
para hacerse un hombre.
Pronto llegará el momento
que de sus vidas tenga que marchar;
ay, marcharme, dando las gracias
en mi despedida.
Gracias por las madrugás
que os quedastéis en vela
mientras yo dormía,
gracias por darme cariño,
un hogar y una familia,
un hogar y una familia
y por ser quien quiso
concebir mi vida.
Constantino Tovar Verdejo - Comparsa "Los Musiquitas" (1999)
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