Ay de ti si yo pudiera
conquistar tu corazón,
con una lanza quemada,
conquistar tu corazón
y tatuar en tus caderas:
mi reina de las esclavas.
Ay de ti si yo pudiera renegar
de mis dioses y mis leyes
para huir a algún país sin habitar
y coronarnos los reyes.
Que como romano y hombre
tiro al suelo mi corona,
para poner a tu nombre
las Siete Colinas de Roma,
y decírtelo en latín, amor mío,
ojalá que fueses mi compañera
que los bárbaros aquí no han podío,
que no hay Nerón tan mal atrevío
ni Dios cristiano que lo impidiera.
Y era su luz mi condena,
maldita melena que me enamora,
y era su piel mi locura,
tan clara y tan pura,
carita de emperaora.
Yo no te pido, cristiana,
tu samaritana boca bonita,
pero con agua bendita
lávame las tentaciones,
y si por quererte así
en tu cruz debo morir
pido a Júpiter y a Roma
que no me perdonen.
Juan Carlos Aragón Becerra - Chirigota "Las Ruinas Romanas de Cádiz" (1998)
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