Siempre recordaré
la noche de aquel día
en que me vi sin plata
y entré en un cajero,
y me encontré un mendigo
tirado en el suelo
con un cartón colgando donde se veía:
Deme algo, por favor, que no tengo dinero.
Y el cajero me puso: introduzca su clave,
en que me vi sin plata
y entré en un cajero,
y me encontré un mendigo
tirado en el suelo
con un cartón colgando donde se veía:
Deme algo, por favor, que no tengo dinero.
Y el cajero me puso: introduzca su clave,
y le dije al cajero que nunca en la vía,
mientras que un hombre tenga por cama la calle,
de aquí no saldrá más una peseta mía.
Y amanecía cuando una doncella
de uniforme apareció
despertó a mi amigo el mendigo
y le gritó: pa fuera.
Dio un fregonazo y dijo:
sinvergüenza, huele a hombre,
a vino y a sudor,
cuando venga el señor director,
de esto, coño, se entera.
Y el director
llegó con su cartera,
y dije: ésta es la mía,
no pasa otro día,
mendigo, aquí tienes
y empeña los bienes
de nosotros dos,
y encima lleva chaqueta,
camisa y puñeta,
y abrigo y corbata
y colonia barata
que huele peor.
Ay, yo no soy pobre,
porque el cielo a mí me ha dao
vino, pan, amigos, tierra, campo
y mares por cuatro costaos.
Pero este ciego
solidario nunca ha sío,
y si un día no comemos,
es que ya se lo han comío.
Mi amigo mendigo
mira a ese mamarracho
que sólo en su despacho
se pone a firmar,
ése que sin miramiento
está empobreciendo
a to la humanidad,
sácale del zurrón la faca
y asusta al banquero,
pónsela juntito al cuello
y hazlo temblar,
igual que a fin de mes
nos la ponen los bancos
y llegamos temblando
mientras que un hombre tenga por cama la calle,
de aquí no saldrá más una peseta mía.
Y amanecía cuando una doncella
de uniforme apareció
despertó a mi amigo el mendigo
y le gritó: pa fuera.
Dio un fregonazo y dijo:
sinvergüenza, huele a hombre,
a vino y a sudor,
cuando venga el señor director,
de esto, coño, se entera.
Y el director
llegó con su cartera,
y dije: ésta es la mía,
no pasa otro día,
mendigo, aquí tienes
y empeña los bienes
de nosotros dos,
y encima lleva chaqueta,
camisa y puñeta,
y abrigo y corbata
y colonia barata
que huele peor.
Ay, yo no soy pobre,
porque el cielo a mí me ha dao
vino, pan, amigos, tierra, campo
y mares por cuatro costaos.
Pero este ciego
solidario nunca ha sío,
y si un día no comemos,
es que ya se lo han comío.
Mi amigo mendigo
mira a ese mamarracho
que sólo en su despacho
se pone a firmar,
ése que sin miramiento
está empobreciendo
a to la humanidad,
sácale del zurrón la faca
y asusta al banquero,
pónsela juntito al cuello
y hazlo temblar,
igual que a fin de mes
nos la ponen los bancos
y llegamos temblando
y rogando dinero.
Juan Carlos Aragón Becerra - Comparsa "Los Comparsistas se la dan de Artistas" (2009)
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