En mi memoria siempre tendré yo escrito
aquella bronca célebre
de los cundis y los bobitos,
y la ciudad de Cádiz dicha torpeza
siempre ha de recordarla con gran tristeza.
Once de diciembre,
noche memorable,
en la que ocurrieron
los atropellos
más lamentables.
Los que los causaron, nunca se sabrá,
pero ciertamente que no son hijos
de esta ciudad.
Esta tierra es la patria de la nobleza,
y aquí no se cometen tales bajezas.
Los obreros de Cádiz son razonables,
y no pueden ser ellos
quienes cometen atropellos
tan lamentables.
Semejantes barbaridades
no las hacen los gaditanos,
los obreros de este gran pueblo
no atropellan a sus hermanos.
Quien comete esa cobardía
y esa horrible barbaridad,
ni se puede llamar obrero
sin ofender nuestra dignidad,
ni ha nacido en esta tierra,
cuna de la libertad.
Antonio Rodríguez Martínez - Coro "Los Médicos Modernistas" (1902)
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